La primera vez que acudí con Iris le expresé que me sentía "culpable" por no haber iniciado una terapia antes pero ella me escuchó atentamente y me dijo: "cualquier momento es un buen momento... y todos tenemos nuestro propio ritmo", esa frase calmó mi ser. Supe por su profesionalismo y amabilidad que quería continuar con la terapia que ella me ofrecía. Iris tiene un "calor" humano que te hace sentir confortable.
Mi tratamiento puede tomar mucho tiempo pero ella me ha ensañado a "enfrentar mis miedos" y poco a poco me he sentido mucho mejor.